Desde 2015, la adopción de BIM en América Latina ha marcado un cambio radical en la construcción digital. Países como Chile, con su Plan BIM 2016, y Brasil, con normativas para obra pública, lideraron la región, mientras que Colombia y México incorporaron mandatos BIM desde 2020, exigiendo estándares como ISO 19650. En 2025, la integración de IFC 4.3 y herramientas de inteligencia artificial para validación automática de modelos ha optimizado procesos, reduciendo costos operativos en un 15% y errores de diseño en un 20%, según estimaciones regionales.
La interoperabilidad ha sido el pilar: formatos abiertos como IFC y herramientas como BCF 3.0 han permitido una colaboración fluida en proyectos transnacionales, como el Aeropuerto Internacional de Santiago o puentes en la Amazonía. bSDD se ha implementado para estandarizar terminologías, mejorando la coordinación en proyectos multilaterales. Sin embargo, desafíos como la falta de formación certificada y la adopción desigual —con países como Bolivia o Paraguay en etapas iniciales— persisten.
Eventos como BIM Latam 2024 han fortalecido la comunidad regional, mientras que planes nacionales, como el BIM 2030 de Chile, proyectan una adopción del 70% en obra pública para 2030. La integración de IA para análisis predictivo y gemelos digitales está posicionando a América Latina como un referente en construcción inteligente.
